domingo, 6 de febrero de 2011

EL WESTERN (II): Nunca debimos abandonar el Mississippi


Hay en el viejo género un anhelo de paz: el adiós a las armas es una constante de esos personajes atados a su revólver, una meta que no siempre consiguen alcanzar pero que tienen como ideal. Ese deseo de paz va unido al de construir un hogar (casarse, tener descendencia, poseer un pedazo de tierra, dejar de errar como hombres sin estrella), como parece apuntado ya desde la temprana La diligencia (1939) en la que Wayne le cuenta a Dallas (Claire Trevor) que tiene un rancho al otro lado de la frontera.

En torno a la figura del hogar y de la familia gira buena parte de la historia del western. El referente del pistolero es el colono. Se burlará de él, le humillará incluso, pero sin dejar de envidiarle en secreto. No por casualidad en numerosos westerns se subraya la agitada vigilia del pistolero y el tranquilo descanso del colono.

Es cierto que uno de los motores argumentales será la venganza. Pero rara vez resulta exaltada. Todo lo contrario: tiene una consideración más bien negativa. El ajuste de cuentas es triste, penoso. Más que eso, vergonzoso. El ejemplo más gráfico en dos filmes significativos que tratan este tema de la venganza: La espuela desnuda (hermoso título que en España fue traducido por el mucho más tópico Colorado Jim), y Horizontes lejanos, ambas de Anthony Mann (marido de Sara Montiel en esa época, para quien guste de cinéfilos cotilleos) y protagonizadas por James Stewart. Es en Horizontes lejanos donde se dice una de las frases más famosas del cine del Oeste: “Nunca debimos abandonar el Mississippi”.

Frente a la ambigüedad del cine negro donde la frontera del Bien y del Mal se difumina, el western es el territorio donde mejor aparecen definidos los conceptos de lo justo y de lo injusto, de lo noble y lo mezquino, la inocencia y la culpa. Definidos y encarnados por tipos de una pieza, como las máscaras de la tragedia griega o las figuras de los autos sacramentales del Siglo de Oro.

El western es el cine de la Ley, de la lealtad, de la nobleza, de la fidelidad a la palabra dada - valores que hoy tienen sabor a pasado remoto. El código es sagrado en estas películas. Los buenos jamás disparan por la espalda. Pero también los personajes malditos, los parias, los pistoleros se sienten interpelados por la conciencia. ¿”Qué te ata a estos campesinos que no tienen con qué pagarte?” – le pregunta Yul Brinner a uno de los Siete Magníficos. Y añade: “¡Vete, no te debes a nadie!”. Respuesta: “Me debo a mí mismo.”




                                              
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sábado, 5 de febrero de 2011

ASTRONOMÍA: La Nebulosa del Reloj de Arena





MyCn18: La Nebulosa del Reloj de Arena. Las arenas de tiempo se están acabando para la estrella central de esta nebulosa. Con su combustible nuclear acabándose, esta fase de cierre para la estrella tipo Sol va ocurriendo mientras las capas exteriores se van expulsando y su núcleo se desvanece en una enana blanca fría.


Imagen: HUBBLE
Crédito: NASA