I
329 North Dearborn Street, Chicago
Buenas noches, hermano:
Te relato en esta carta mis últimas andanzas por las tierras del Medio Oeste americano, tierras que vieron nacer a grandes hombres, pero donde el cielo pocas veces es de otro color diferente a la ceniza.
Estando en Milwaukee (Wisconsin) en el verano de 1990, me desplacé a East Troy (WI) a presenciar las dos últimas noches de la gira americana de Eric Clapton. Tomé un autobús Greyhound que me dejó a pocas manzanas del viejo edificio donde se encontraba la pensión, un lugar algo inhóspito pero cercano a la zona del concierto.
Los alrededores de Alpine Valley estaban repletos de gente. Piqué mi entrada, me dirigí a la barra y pedí un Southern Comfort. Un presentador con unas gafas de pasta negra a lo Elvis Costello anunció el principio de la fiesta. Terminados los preámbulos, Robert Cray abrió el fuego. Después, Clapton ofreció un buen show en su primer pase. Pero tengo que decirte que yo no estaba allí por ellos. Después de unos veinte minutos de descanso, con un sombrero tejano de color negro y botas de piel de serpiente, Stevie Ray Vaughan y sus leales Double Trouble aparecieron en el escenario como tres príncipes.
No tengo palabras para describirte mi emoción durante las pocas canciones que tocó. Desde ‘Proud and Joy’ hasta terminar con la impresionante ‘Texas Flood’, estuve todo el tiempo con mi antebrazo tapizado de una piel de gallina que no se iba y temí que pudiera convertirme en un pequeño gallo rojo. No hubiera estado mal ya que no tenía sacerdotisa en aquel momento.
Stevie se despidió saludando con el sombrero, como un torero, y dejando, como suele decirse, el lugar en llamas. Después volvió a salir Clapton y terminaron todos haciendo un sentido homenaje a Freddie King tocando una apabullante versión de ‘Goin’ Down’ en la que cada uno se marcó un par de solos, para goce y disfrute del personal.
Tú sabes, hermano, que uno de mis vicios es colarme detrás del escenario, en el backstage, para conocer de cerca a mis héroes. En los ochenta era sencillo, y con un poco de picardía se podía entrar hasta la cocina. Tú te dabas mejor maña. Así, conseguimos trofeos como las púas de Johnny Winter, autógrafos de Ray Davies y Freddie Mercury, o una baqueta del percusionista de Frank Zappa. Lo de las púas tampoco es que tenga mucho mérito porque el gran B.B. King ya las arrojaba desde el escenario a los que estábamos en primera fila. Tú, hermano, que eres un pícaro ladronzuelo, tienes en tu batería un Paiste afanado a Cozy Powell durante el backstage del quinto concierto de las Leyendas de la Guitarra en la Isla de La Cartuja. A ver cuándo se lo devuelves.
Dediqué esa primera noche a tantear los accesos, que estaban bien vigilados. Los de seguridad pedían pases a diestro y siniestro y no había manera de entrar al backstage. Me fui a la barra y casualmente observé a unos técnicos de sonido junto a la mesa de mezclas. Me acerqué y les comenté algo sobre los altavoces. Me fijé en los pases que llevaban al cuello. Pregunté al chico joven cómo hacer para obtener uno parecido. La respuesta fue: trabajando para la organización. Dijo que con ese pase podría entrar en cualquier sitio, incluso en camerinos. No pude convencerle de que me lo prestara para ir a saludar a “mi primo Stevie”, pero yo ya había concebido un plan para el siguiente día.
II
A la noche siguiente me enfundé la camiseta de Jimi Hendrix que me regalaste, me calcé mi par de botas vaqueras de Valverde del Camino y entré al concierto. Fui directo a la mesa de mezclas. El público fue llenando la sala mientras yo esperaba la aparición de los técnicos. Cuando llegaron, les saludé cordialmente y después me coloqué a la espalda del joven para dejarle el sitio.
La hoja de mi pequeña navaja no llega ni a cortaplumas. Situado a espaldas del chico, miré alrededor y saqué la navajita, abrí su pequeña hoja y realicé en un instante una suave hendidura en el cordón que sujetaba el pase a la nuca del muchacho, dejándolo así casi cortado. No terminé de cortar pues se hubiera caído al suelo. Cuando terminaron su trabajo se marcharon tranquilamente. Yo les seguí. Mi idea era acercarme al colega y fingir un empujón, un tropezón, y aprovechar el encontronazo para dar un pequeño tirón de su pase, pues el cordón estaba ya medio listo. La jugada salió bien, aprovechando la bulla - y con un poco de suerte - ¡¡Abracadabra!! Me hice con el preciado pase.
Me refugié con mi tesoro en un confín de la barra. Todos los que pasaban a mi lado me parecían vigilantes de paisano. Por un momento imaginé a dos fornidos Ángeles del Infierno sacándome en volandas al frío exterior y haciéndome una cara nueva por pasarme de listo. “Que esto no es España, Lewis”, pensé. Pero siempre podía explicar que lo había encontrado en el suelo y aquello no era Altamont. Lo saqué de la chupa y le eché un vistazo. ¡Dios, qué bonito era!
Compré una camiseta de la gira y con ella puesta me dirigí a la puerta del backstage. Tenía que darme prisa pues el técnico ya se habría dado cuenta de la pérdida y podría haber informado. Así lo hice, y con la cazadora en la mano sin demasiados problemas me colé dentro. ¡¡Dentro!! ¡Todavía no había comenzado el concierto y yo estaba dentro! Vaya flipada, hermano.
III
Me di una vuelta por la estancia y cogí una helada lata de cerveza de un barril con hielo puesto al efecto. Nadie allí llevaba la camiseta del concierto así que fui a un rincón, me la quité y salí a explorar el lugar con la psicodélica camiseta de Hendrix que tú diseñaste. Phil Palmer, el guitarrista de Clapton en la gira, estaba por allí, y un tío que me recordaba a Robbie Robbertson se reía a carcajadas con el gran Jerry Portnoy y con Dr. John, el pianista de Nueva Orleáns. Pude distinguir entre la gente a Robert Cray, a Chris Layton y a Tommy Shannon conversando con Buddy Guy y otro tío que no me sonaba su cara para nada. También estaba Jimmie Vaughan con una rubia. Todo era sencillamente mágico, sin embargo, me daba mal rollo que los seguratas-armario apostados en cada esquina pudieran fijarse en mí. Tenía que entablar rápidamente conversación con alguien y disimular.
Me acerqué, poco a poco, a la mesa de Buddy Guy y puse la oreja: estaban hablando de giras en común y de posibles cosas que hacer sobre un escenario. Por lo que pude entender, la idea era grabar un disco todos juntos. El cuarto músico, el que yo no conocía, resultó ser Greg Razb, bajista de Buddy Guy en esa época. Recordarás que toca en el disco Damn Right I´ve Got the Blues, ese que tienes grabado en cassette. Así que era él. Vale.
Bueno, Greg Razb se giró hacia mi lado y me miró. Aproveché el momento y le dije en mi modesto inglés que yo era un gran admirador suyo desde la época en que tocaba con James Cotton y Otis Rush. “¿Eres mejicano?” me preguntó. “No, soy de España, de Andalucía”, le respondí. “¿Andalusía? ¡Oh, the Flamenco!” dijo en un acento inconfundible. “Has estado en mi país por lo que veo” dije. “Claro, varias veces. Paco De Lucía, Barcelona,…”. “Sí, je. ¿Conoces algún bluesman español?” le pregunté a quemarropa.
El hombre dijo desconocer la escena de blues española, aunque sabía que había algunos buenos aficionados. Puso algo de énfasis en lo de aficionados. Yo sonreí y no dije nada, no era cuestión de discutir. Me siguió comentando que el año anterior había tocado en el Festival de Jazz de San Sebastián con B.B. King y que le sorprendió gratamente un joven guitarrista gitano al que el bluesman de Mississippi invitó a subir al escenario. No recordaba su nombre. “Raimundo Amador”, le interrumpí, y le conté brevemente su historia que enlacé con la de Camarón. A éste sí lo conocía. Todos los músicos parecen conocer a Camarón. Mantuvimos entonces una breve charla sobre flamenco. Cuando le estaba narrando la famosa anécdota sobre La Niña de los Peines de la que Lorca escribió un texto memorable, alguien le silbó desde la barra: era Eric Clapton acompañado de... Stevie Ray Vaughan.
Intenté disimular mis nervios cuando Greg los saludó y a continuación me presentó como un músico español de viaje por América. Charlamos un poco y Clapton se retiró hacia camerinos pues se acercaba la hora del concierto. Stevie y yo hablamos unos momentos sobre Andalucía y sobre su música, la de él. Debí caerle bien porque me dijo que si no tenía donde quedarme esa noche, ellos podían acercarme a Chicago sin problemas. Habían alquilado varios helicópteros y había sitio de sobra, me dijo.
Increíble. Así de bueno y amable era el tío, hermano. Vamos, es que hasta fumaba bien. Yo me quedé helado y totalmente abrumado no sabía qué decir. En principio, me era totalmente imposible pues la semana siguiente tenía exámenes importantes en Milwaukee pero no podía decirle que sentía muchísimo declinar su maravillosa invitación y tal y tal. ¡Al infierno el examen! ¿No perdí la selectividad en el 82 por asistir al concierto de los Rolling Stones en el Calderón? Pues ya está, hombre. Sin duda se me había aparecido un ángel, un ángel con botas de piel de serpiente. Y le dije que sí al ángel.
Quedamos en vernos después del concierto y se estaba despidiendo cuando antes de irse me dice: “Me gusta tu camiseta de Hendrix. Es guapa.” “Si te gusta, te la regalo. Toma, tuya es”, y diciendo esto me la quité y se la ofrecí. Stevie soltó una carcajada - esa risa suya, tan especial, tan contagiosa, tan sincera - dejó el sombrero suavemente sobre la silla, se quitó la camisa y me la ofreció mientras tomaba la camiseta de mi mano. Yo me quedé descolocado, sin saber qué decir. Jodeeeeer, esto debe ser un sueño, un sueño celestial, no puede ser de otra manera.
Nos intercambiamos las prendas allí en medio, delante de toda la gente. “Nunca olvidaré este día, Stevie.” le dije. “Soy yo el que salgo ganando, amigo mío. Esta camiseta es única”, dijo, y se fue tranquilamente hasta Buddy Guy, que le estaba esperando en un lateral del escenario. Pude ver la cara de Mr. Guy cuando vio mi camiseta encajando como un guante en el torso de Stevie.
El concierto fue inolvidable. Al final hicieron una cosa muy bonita en el escenario. Yo permanecí escondido entre las cabezas de los invitados y de la gente importante, estremecido por aquella música que salía de sus guitarras y sus amplis. Durante el set de SRV, Buddy y Greg tenían los ojos como platos. Buddy Guy lo estaba gozando ya que Stevie tocó un par de sus temas – ‘Leave My Girl Alone’ fue uno de ellos. También tocó ‘Mary Had a Little Lamb’. El sonido de la banda fue simplemente perfecto. Cuando salieron del escenario, los aplausos parecían que iban a hundir el suelo bajo nuestros pies.
Cuando Eric terminó, todos subieron para la traca final. Jimmie Vaughan, Stevie, Buddy Guy y Robert Cray también. Lo que después sucedió fue algo único y muy difícil de describir con palabras. Uno tomaba un solo y terminaba, luego el siguiente tomaba el suyo y así sucesivamente. Se hicieron varios solos cada uno. Estaban allí tocando todos juntos, divirtiéndose entre ellos y tocando lo que les gustaba. ¡Y SRV con mi camiseta! Era como una alucinación mañanera pero de la que no quería salir. El último tema fue ‘Sweet Home Chicago’. Después de despedirse de la audiencia se fueron a los camerinos y yo me colé por allí.
Estaban todos eufóricos y fue un momento realmente excitante. Eric dijo: "Tío, esto ha sido tan divertido que deberíamos llevarlo algún día a la carretera." Después empezaron a frotarse unos a otros con las yemas de sus dedos comparando sus callos: "¡Hey, mira este!", "Y este qué ¿eh?". Era como si fueran guerreros o soldados de carretera comparando sus heridas de guerra. Todos estaban en la onda de los otros de igual manera y en una perfecta camaradería. Fue una estupenda celebración del momento y no paraban de felicitarse por estar allí todos reunidos. Poco después el manager de Clapton entró y dijo: "Chicos, el tiempo está empeorando. Vamos a recoger y a marcharnos de aquí."
V
La noche era oscura.
Nos dirigimos a la salida, hacia la pista donde estaban aparcados los helicópteros que nos llevarían a Chicago. “Hace un tiempo de perros”, pensé, cuando alguien me agarró del brazo con fuerza. Me di la vuelta y pude ver al chico al que birlé el pase junto a dos vigilantes de seguridad que me miraban con cara de pocos amigos. “¿Le importaría acompañarnos?”, fue todo lo que entendí.
Stevie me miró, me dedicó una ancha sonrisa y se despidió estrechándome la mano: “Me pondré en contacto contigo. Hasta la vista, amigo Lewis”. Entonces se perdió entre la niebla.
Yo me marché, esposadas las muñecas entre una lluvia torrencial que calaba hasta los huesos y un viento racheado que cortaba la piel como cuchillo. Hacía una noche muy desapacible y las nubes tenían pinta de ir a peor. Inmensos nubarrones cubrían todo el cielo.
Ellos se metieron en las caravanas y partieron hacia los helicópteros. Había una densa niebla como pocas veces he visto. En la lejanía, mientras era conducido a un calabozo infecto, pude ver las luces de los helicópteros mientras iban despegando. Me pareció que uno de ellos tomaba una dirección distinta a la de los otros. Que efectivamente fue así, lo supe más tarde.
Después de largas explicaciones al jefe de seguridad, por fin me dejaron ir con el pasaporte en el bolsillo. Cuando llegué a la pensión estaba para el arrastre pero apenas si pude dormir. ¿Cómo podía conciliar el sueño? Las palabras de Stevie resonaban una y otra vez en mis oídos. Al fin cerré mis ojos cansados y tuve extraños sueños. Fantasías en mi mente que se niegan a sucumbir, que acorraladas resisten en la otra esquina del ring.
IV
Por la mañana tomé un tren de vuelta a Milwaukee, la ciudad de los festivales. Mientras desayunaba con el proctor de mi curso, escuchamos en las noticias de la SABC que un helicóptero se había estrellado en una pista artificial de esquí, no encontrándose supervivientes. Una foto con la cara de Stevie Ray Vaughan llenó la pantalla del monitor de televisión mientras el locutor informaba fríamente de su muerte. Por la tarde, en las noticias de las siete, pude ver a un Eric Clapton con los ojos enrojecidos, evitando a manotazos los micrófonos de los periodistas.
Yo también lloré amargas lágrimas. Esa tarde agarré la guitarra con una tremenda ira y estuve tocando toda la noche canciones de rabia y canciones para Stevie, las canciones que a él le gustaba escuchar. ‘All Along the Wathctower’, por ejemplo. Tú sabes, hermano, que sigo emocionándome cada vez que tocamos la canción de Dylan. Después de una sentida ‘Life by the Drop’ me quedé dormido pensando en cómo sería el paraíso de los músicos.
Te diré algo: sólo una cosa me consuela de la muerte de Stevie y no es no haber muerto con él. Stevie se fue al otro barrio después de una noche mágica en la que se entregó totalmente; se vació como hacía siempre. Hizo feliz a todo el mundo que se cruzó en su camino, firmó cada foto, cada autógrafo y siempre con humildad, bonhomía y una sonrisa, y esto es raro. Tal vez fuera un ángel, sí. Un ángel que se fue al otro barrio como un bluesman: sin lujos, sin riquezas, sus botas calzadas, su sombrero tejano bien colocado y, en este caso,... una camiseta de Hendrix enfundada como un guante en su torso. No se puede decir que se haya ido puesto que mucho ha quedado de él en nuestros corazones.
Unos meses después me trasladé a Chicago, y en mi segunda noche en la ciudad del viento me acerqué al Legends, el club de Buddy Guy en la parte Sur, para ver a Ruth Brown, la gran dama. Allí, sentado en una mesa y hojeando la revista del club, para mi sorpresa encontré esta necrológica de la que te pongo un fragmento. Dice así:
TRIBUTO a STEVIE RAY VAUGHAN
Por Greg Razb
Greg Razb fue veterano de las bandas de James Cotton y Otis Rush. Ha tocado el bajo para Buddy Guy desde 1985. Tuvo ocasión de compartir escenarios con SRV muchas veces. Greg viajaba con Eric Clapton y el equipo de gira de éste la noche que Stevie murió.
[…]
La muerte de SRV ha sido positiva en el sentido de que afectó a muchísima gente y les hizo sentirse unidos. Todo el mundo se sentía especialmente motivado por él. En mi vida he conocido a un montón de las llamadas grandes estrellas, pero Stevie era realmente raro. Su honradez y sinceridad y la bondad de su corazón siempre brillaron por encima de sus demás virtudes. Nunca menospreció a nadie. Hablaba con todo el mundo, firmaba cada autógrafo, cada foto y tenía un genuino carácter natural. Eso es raro. Lo triste es que necesitamos más gente como él para aprender de su ejemplo.
A veces, últimamente, Buddy toca solos donde mete cosas de Stevie. Es una cosa breve y subjetiva pero él se vuelve hacia mí y me hace un guiño como queriendo decir, "Sí, aquí está Stevie". Cuando se toca con sinceridad, el primer propósito de la música es inspirar al corazón, y eso es lo que Stevie consiguió.
Greg Razb
Bueno, hermano, un fuerte abrazo y hasta una próxima emisión. De momento esto es todo desde América, desde la América de Bob Dylan, de Muddy Waters, de John Fogerty y de Lou Reed.
Lewis
P.D.: Qué extraño país éste donde hasta las nubes tienen forma de pistola.
© Luis Romero, 1995, Valencia
Relato publicado también en:
Libro de relatos cortos 'De Cielos y de Infiernos' por Lewis Romero (Marcados Con Fuego, 2007)
Libro de relatos cortos 'De Cielos y de Infiernos' por Lewis Romero (Marcados Con Fuego, 2007)
Muy bueno! ¿Es real? Lo parece, desde luego.
ResponderEliminarEstá bueno el relato.
ResponderEliminares impresionante!!!
ResponderEliminarMe he quedado sin palabras. Genial.
ResponderEliminarEmotivo y emocionante relato. Un placer encontrar lectura de este tipo. Un 10.
ResponderEliminarGracias, Javier, por tus palabras. Tu blog también es un placer leerlo. Está ya en mis favoritos.
ResponderEliminarQue placer que hayas estado cerca de tan importantes músicos y que gran aventura con Stevie.Saludos desde Argentina
Eliminaruna pregunta que te quemará la cabeza, habría muerto Stevie si subias al helicoptero con el???
ResponderEliminarpara pensarlo...
EXELENTE RELATOOO BUENIZIMO!!
ResponderEliminarHola Lewis, la verdad muy emotivo tu carta. Hoy 27 de Agosto, de 2012 te saludo desde Argentina. Mi pregunta es: tu te quedaste con una camisa de Stevie? le diste la remera de Hendrix, y él te dió su camisa? Entendí bien? Imagino que aún la tienes cierto? Deberias ampliar un poco más, todo aquello en esa noche. Deberia haber más información. Ahora, me pregunto: nadie filmó ese recital?
ResponderEliminarMis saludos a ti, amigo desconocido, y a todos los amigos de Argentina!
ResponderEliminarSalud!
Hola Lewis. Aquí siempre dando vueltas, tratando de encontrar historias sobre mis bluesman referentes, y me encontré con TU RESPUESTA! Agradezco que me hayas respondido hermano! Ojalá que después de ésta respuesta, puedas agendar mi mail, hermano: gusemi2009@yahoo.com.ar
EliminarDesde la Argentina. Gracias por tu respuesta. Ése comentario fui yo justamente, gusemi desde ciudad de Buenos Aires, Argentina.! Me has saludado, pero no me respondiste, jaja, lo que te pregunté con cierto asombro, y total desconcierto...qué momento!
Hola, Lewis! Leo, leo, leo y no para de leer en cuanto tiempo tengo y me revisto a éste relato maravilloso.
EliminarAún no has podido responder mi pregunta de hace un tiempo atrás compañero mio. La camisa que te dió Stevie es la que tocó en el último recital? o una camisa digamos que tenia ANTES del recital?
Y por otra parte, jamás olvidarás ése momento, no?
te he pasado un correo electr.:gusemi2009@yahoo.com.ar
Gracias.
Que Historia, la verdad se me puso la piel de gallina al igual que a ti en esa inolvidable noche. Me llena el alma enterarme que te pasó algo tan espectacular y que lo cuentes para que la gente se lo imagine durante toda la lectura, como si le pasara a uno mismo. Te envidio pero a la vez te admiro. Gracias por contar semejante historia, soy Fredy de Santa Fe, Argentina!
ResponderEliminarQue Historia, la verdad se me puso la piel de gallina al igual que a ti en esa inolvidable noche. Me llena el alma enterarme que te pasó algo tan espectacular y que lo cuentes para que la gente se lo imagine durante toda la lectura, como si le pasara a uno mismo. Te envidio pero a la vez te admiro. Gracias por contar semejante historia, soy Fredy de Santa Fe, Argentina!
ResponderEliminarGracias a ti por leerlo y por tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo desde España a toda Santa Fe!
Me he visto en el mismo concierto vigilándo cada movimiento tuyo, ha sido realmente emotivo. Gracias por compartirlo. Bonny Clyde.
ResponderEliminaryo no se si es verdad la historia o no, pero me llego al corazon, fue una bocanada de aire fresco, algo que necesitaba en este momento para seguir manteniendo, mi devocion por el rock.
ResponderEliminargracias y saludos desde Colombia.
Gracias Kenshin por tus palabras y me alegro mucho que te haya llegado esta bocanada de aire fresco desde el otro lado del charco. Keep on rockin' and bluesin'!
ResponderEliminarSaludos desde Sevilla.
Y la pregunta del millon de dolares!!!! ¿Podría subir una foto de esa reliquia? que es la última camisa de Steve Ray Vaughan en su ultimo show, digo es que si es real, "-" que envidia.
ResponderEliminarEn fin gracias por compartir y si así fue SRV(tan carismático y humilde) con razón amo toda su música.
Me encantaria saber si esto es real.. podrias contestarme? igualmente me sacaste una lagrima...
ResponderEliminarHOLA SOY JAVIER DE ARGENTINA.......Y LA VERDAD QUEDE HELADO POR ELRELATO ESTOY ESCUCHANDO UNA FENDER SONAR MIENTTRAS ESCRIBO...Y JUSTO CUANDO EMPEZE ALEER ESCUCHABA LITTLE WING ..SANTODIOS Q INCREIBLE LO Q HACIA ESTE MUCHACHO CN LA GUITARRA SU SONIDO INCONFUNDIBLE ...SERIA BUENO ALGUN DIA PODER VER ALGO DEESE RECITAL Y PODER TENER EN ARGENTINA UN TRIBUTOA EL STV DONDE VENGA BB KING CLAPTON CRAY BUDY DR JHON DIOS SUEÑOS INPOSIBLES JAVIERGOROSTIAGAFACEBOOK
ResponderEliminarGracias Javier por tu comentario.
ResponderEliminarEn youtube puedes encontrar videos de estas dos últimas noches de SRV. Son verdaderos documentos.
Un abrazo dede españa!
Sencillamente GENIAL!!!
ResponderEliminarNo importa si es real o no, pero es genial
me encantaba y m encanta,descanse en paz.
ResponderEliminarHola! Soy Bianca de Buenos Aires, Argentina. Ya habia leído tu relato antes,en esta semana, a 23 años de la muerte del increible tejano, quise expresar lo que siento, a manera de tributo. Mi admiración por SRV va mas allá de la música y de su maravilloso talento para tocar la guitarra. Cuando lo observo tocar en los videos me transmite algo muy espiritual. Son conmovedoras y ciertas las palabras de Greg Razb: el rostro y la mirada de Stevie reflejaban su bondad, su sencillez y su hombría de bien.
ResponderEliminarQuiero darte las gracias, Lewis por tu relato - me pegó muy fuerte - y a manera de tributo (mientras escucho Riviera Paradise) quiero darle la gracias a Stevie de esta forma, como él mismo lo hacía con el público:
"THANK YOU SO VERY MUCH MR. STEVIE RAY VAUGHAN, BECAUSE OF YOUR MUSIC, THE BEST, AND YOUR GOODNESS..."
Gracias a ti por leerme Bianca y disculpa mi respuesta tan tardía... En un comentario más abajo pos di gracias a todos y creo que te nombré a ti también.
EliminarBien, compartimos el amor por SRV y por su música, Yo además, tengo la suerte de haberle conocido personalmente.
Un saludo muy fuerte desde España!
SRV es un ser espiritual, no te equivocas en tu apreciación.
EliminarAl igual que tú y yo lo somos también.
Soy de Ramos Mejia Pcia.Buenos Aires..fanatico enfermo de SRV..el mejor guitarrista de todos los tiempos para mi entender,si supiera de alguna banda argentina que haga tributo a srv en mi pais no dudaria en ir a verla..saludos amigos
ResponderEliminarq tal LEWIS , ... bueno que te puedo decir que no hayan dicho los otros enfermitos al igual que yo de SRV. Hay algunas cosas que no se. los musicos de Stevie Ray Vaughan tambien murieron esa noche con el ? Y si mal no recuerdo la primera vez que vino Clapton a Argentina y toco en River , ( al cual fui y me volo la cabeza ) se decía que daría un gran sorpresa y esa sorpresa era STEVIE RAY VAUGHAN. ... pero bue no pudo ser. En el año 94 se hizo un homenaje a STEVIE en el estadio de Huracan. En el cual tocaron Jimmy Vaughan , Los Lobos creo que Durazno de gala , la missisipi y varias bandas locales . Lo unico que me parecio que le quedo grande el estadio se podria haber hecho en un lugar mas chico y mas intimista . Bueno amigo y amigos SALUDOS
ResponderEliminarHola, Antón!
EliminarNo, los músicos de Stevie no murireron con él.
Creo que SRV fue el único músico famoso que iba en ese helicóptero... en él creo haber leído hace tiempo que iba gente del staff de relaciones con la prensa de Eric Clapton... pero ningún músico.
Un fuerte abrazo desde España!
BUENISIMO. UN SALUDO DESDE URUGUAY ESCUCHANDO A SRV Y SUS DOUBLE TROUBLE. CDGR
ResponderEliminarGracias y Saludos de sde España!!
EliminarGracias Bianca, Anton, centeno y todos los amigos. Me alegra mucho que os haya gustado el relato de mi noche con Stevie...
ResponderEliminarDisculpad la tardanza en contestar.
Un saludo!
Me mató este relato! Impresionante.
ResponderEliminarSegún tenía entendido también murió en ese helicóptero (¿un Bell Jet ranger?) el jefe de seguridad de Eric ?? Además era muy amigo de él creo.
Cierto, y creo que también el jefe de prensa...
Eliminarvos mataste a srv :C
ResponderEliminarNo, te equivocas totalmente.
EliminarEn realidad, Él murió en mi lugar.
Esa noche era mi destino morir en el helicóptero, así estaba escrito en pergamino antiguo, pero SRV eligió hacerlo por mí, pues Stevie YA había hecho en la Tierra lo que tenía que hacer, lo que había elegido hacer al venir aquí, a este planeta azul, nos lo dio todo, y él sabía que yo aún no había terminado mi trabajo aquí; y la cosecha no estaba entonces, ni está ahora, muy lejana. ¿Qué son 20 ó 25 años terrestres? En el Tiempo universal no son Nada. Piénsalo.
Fue una cuestión muy vaga: simples asuntos entre ángeles del cielo, en este caso del cielo de los músicos… y me es difícil explicar con más claridad el asunto.
Estoy seguro que cuando Stevie lea este comentario, llamará a Albert King y se partirán de risa mientras se tocan un temita y hacen jamming juntos durante un rato.
Un cordial saludo, amigo anónimo.
Salud.
Hola Lewis. Encontré por casualidad tu relato, buscando cosas de Johnny Winter, fallecido hoy. Y conociendo el trabajo de Stevie Ray Vaughan no pude mas que emocionarme con lo escrito. Mas allá que sea verdad o no, es muy emotivo. Se leen tantas tonterías a veces en las revistas, que encontrar una historia como esta poco importa si sucedió o no. Te mando un saludo grande desde Concordia, Entre Rios, Argentina...
ResponderEliminarTienes razón Negro... poco importa.
EliminarLo que importa es el Amor, en este caso el amor por un ángel como Stevie. Yo también te envío un fuerte saludo desde Sevilla, Andalucía, España.
Tienes razón, Negro… poco importa.
EliminarLo que importa es el Amor, en este caso el amor por un ángel como Stevie. Yo también te envío un fuerte abrazo.
Fue lo mas parecido a un excelente sueño lo que te ocurrio, aunque debe ser también algo que te dolio mucho y te hizo meditar, saludos desde Mexico; también soy ferviente admirador de SRV
ResponderEliminarComo bien dices, ambas cosas pudieron ser.
EliminarUn fuerte saludo, amigo anónimo.
NECESITO saber si esto es real o no, no puedo vivir con tal intriga....eso si, si es ficticia, ole por tu creatividad y saber escribir!
ResponderEliminarUN SALUDO!
ES real y no es real. Cada uno vive una realidad.
EliminarYo sigoi vivo gracias a Stevie,
Un saludo!
hoy a mis 58 años todavia me deslumbran cosas simples y tan complejas como estas, pero lo importante es que aun existe la sensibilidad humana, gracias por este hermoso, relato, te envio por haber estado tan cerca de un grande, tan grande que pudo volar........................
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Me alegro que te haya gustado el relato. Un saludo
EliminarHola Lewis que tal , aca de nuevo desde Bs. As. Argentina
ResponderEliminarQueria comentarte algo y de paso compartirlo con los otros amanetes de SRV. En el año 90 si mal no recuerdo en septiembre u octubre fui a un recital que se hizo en la cancha de River en el que tocaron Jaff , Mick Taylor y lo cerro ni mas ni menos que eric clapton . Pero algo que se comento un tiempo despues es que clapton iba a presentarnos una sorpresa y esa hubiera sido EL GRAN SRV ( no si eso fue asi o es un rumor que se corrio despues ) de todos modos SRV ya habia fallecido para la noche en que toco clapton en river. Y un tiempo despues las radios de rock comenzaron a pasar la musica de nuestro AMADO SRV un gran desconocido para muchos por aquel entonces . De lo que si estoy seguro es que no hemos vueltos unos grandes fanaticos
Bueno Lewis y gente del blog un saludo grande
ído¡¡¿dolo¡genio¡cuidá esa camisa¡Lewis fuiste un afortunado pero gracias por compartir esto con el mundo¡un super abrazo debería haber más valientes como vos en este mundo¡¡¡
ResponderEliminariazo¡ncreíble me hace muy bien ,ayuda a mi alma sin dudas en este momento tan especial¡abraz
ResponderEliminarSeñor Lewis: sinceramente hizo lagrimear mis ojos su relato, tan bien descrito. Es que este tío me pone la piel de gallina cada vez que lo escucho. Esa sensibilidad, pasión y amor que transmite me llega al alma. Muchas gracias por tales palabras Señor Lewis. Saludos desde San Bernardo, Argentina. Lucas el Negro.
ResponderEliminarSeñor Lewis: sinceramente hizo lagrimear mis ojos su relato, tan bien descrito. Es que este tío me pone la piel de gallina cada vez que lo escucho. Esa sensibilidad, pasión y amor que transmite me llega al alma. Muchas gracias por tales palabras Señor Lewis. Saludos desde San Bernardo, Argentina. Lucas el Negro.
ResponderEliminarFantástico relato.
ResponderEliminarGracias!
lo voy a compartir como tributo a SRV en facebook. abrazo a todos
ResponderEliminarMe dejas helada...en Sevilla y agosto, ya te lo he dicho to; maravillosa tu narrativa, como siempre; y una envidia mas mala que das! :)
ResponderEliminarTengo el DVD tributo a SRV y es simplemente genial, una joya ver tantos de sus amigos juntos y sólo por una razón: Él.
ResponderEliminarBuen escrito, aunque un poco exagerado. Dios bendiga a SRV.
ResponderEliminarYa lo han dicho casi todos... muy buena èsta cronica, real o no, no importa. Felicitaciones.
ResponderEliminarGRACIAS a TOD@S. De verdad.
ResponderEliminarLewis
Groso, que buen relato! Stevie esta mas vivo que nunca. Saludos desde Baires, Argentina.
ResponderEliminarGenial, me emocioné como si lo hubiera vivido..Y terrible perdida musical y sin dudas humana 💞💟
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarhttp://societyofrock.com/august-27-1990-stevie-ray-vaughan-dies-and-the-world-is-suddenly-a-much-darker-place/
ResponderEliminarUn buen recuerdo y tributo a un gran musico, gracias por el relato. real o no , me sacudio el alma , nuevamente gracias Sr. Lewis
ResponderEliminarUn buen recuerdo y tributo a un gran musico, gracias por el relato. real o no , me sacudio el alma , nuevamente gracias Sr. Lewis
ResponderEliminarGracias, Fernando. Un saludo afectuoso.
EliminarEsto sí que me emocionó
ResponderEliminarGracias por su relato sentí como si yo fuera la protagonista
Saludos Sr Lewis
Gracias, Betty. Me alegra si te ha emocionado. Un saludo afectuoso desde Sevilla, España.
EliminarCosas de ángeles...estoy segura que sí! Tengo Un compilado de Steven, hace años y cada tanto lo disfruto. Ayer atascada en el tránsito de la capital de Buenos Aires lo hice y lo repetí dos veces más. Fue descubrir a SRV! Tuve la certeza de que ÉSA guitarra era una Stratocaster...acá estoy,una duda y varias horas después con el corazón partido en ritmo de flamenco!!! A veces los ángeles me hacen llegar mensajes, y éste es uno. Leí tu relato, lloré y entendí que la manera de ser no debe cambiarse. Describiste a Steve de tal forma que fue un espejo interno. Acabo de cumplir 61 y me estaba replanteando mi natural forma de ser.A veces me canso de ser como la cigarra ( la de la canción) que «tantas veces me mataron, tantas veces me morí...) en la traición y todo eso. Y me encantaría ser mala, vengativa y todo eso...pero soy un fracaso TOTAL!! Amé tu prosa, hermoso el relato y no dudo de ti. Bendiciones para tu vida,buen camino de luz y ¡¡Larga vida al rock!! :-)
ResponderEliminarPero mira que tienes labia, inventiva y creatividad
ResponderEliminarHola a todos, hay una banda Argentina que se llama SRV TRIBUTO,el cantante se viste igual a Steve,canta y toca idéntico.
ResponderEliminarHermosa historia Lewis,Dios te bendiga,esos momentos son para toda la vida veo que te escriben muchos compatriotas de Argentina ahí somos fanáticos del blues y nuestro héroe es PAPPO ,otro blusero sensacional que toco con BB KING ...
ResponderEliminarsaludos