Comenzar la crítica del disco que tenemos hoy en
nuestras manos, sin duda un disco histórico, y por muchas razones, para muchos
de los que admiramos al artista, va a resultar – sin que sirva de precedente – extremadamente
fácil: amigos, Little Boy Quique es sencillamente
genial.
Sí, es cierto, le conocemos, nos cae bien, nos es
simpático, es un tipo de la calle, de la cola del paro, de los que sonríen al
niño de los ojos tristes que le echa unas monedas en el raído estuche de la
vieja y agrietada guitarra, cuando cada día sale a tocar su blues en el centro
de Sevilla, en la ancha Avenida de La Constitución, junto a la catedral, para
ganarse el sustento, para ganarse el pan.
Porque, aunque ahora campe por el vasto páramo de
la ruina, también es el tipo que tiempo atrás rozó la efímera gloria del músico
de blues. Tal vez me extienda demasiado, pero es mejor empezar con un poco de
historia breve: hablo de aquellos tiempos de la Taberna de Pilatos en los años
80, cuando la absenta era un licor que corría por nuestras venas y la tristeza
era todavía algo inalcanzable. Luego, en los 90, sus famosos conciertos en La
Carbonería, la gente abarrotando la puerta y el interior del conocido local de
la calle Levies, la chimenea humeante, chisporroteando las brasas del fuego, el
humo azul, humo de locomotoras del Delta, con todos los guiris de Chicago y
otros lares con los ojos como platos y los pelos del antebrazo como escarpias.
Bien en solitario o acompañado por la armónica de Mingo Balaguer y la guitarra de Julio ‘Colín’ - dos pioneros, dos maestros – conformando el
magnífico trío Bluesville, que
recordamos todos los aficionados de Sevilla y alrededores, actuaciones que el
grupo prolongaría por toda la tierra de Andalucía hasta los primeros años del nuevo siglo,
incluyendo apariciones estelares en Festivales de Blues como el Festival de Antequera y
otros.
Asimismo, el músico Pepe Delgado (voz y guitarra de la banda sevillana DientesLargos)
amigo personal de Little Boy, y en una labor totalmente altruista que le honra,
se ofreció y se encargó de llevar a cabo en su estudio, casero pero de calidad,
la grabación y las mezclas de todas las canciones que contiene el disco, algo
que todos los que lo poseemos le agradeceremos eternamente. Por si fuera poco,
incluye un emotivo texto de su puño y letra que nos retrotrae a la historia del
blues en Sevilla.
El disco se presentó en Sevilla el primero de
octubre de 2011, con un éxito arrollador, día en el que Little Boy se vio
además arropado en el escenario por sus viejos amigos y colegas de siempre. Fue
un gran evento musical y humano. Una fiesta de Blues, con mayúsculas. Para
quien quiera saber más, enlazo desde aquí con la crónica que realizó de este
día, en su blog Terminal Blues, nuestro querido compañero, recién desaparecido,
Lucky Tovar, otro de los amigos que
siempre ayudó a Quique:
Carlos Moreno y Little Boy Quique
Mingo Balaguer y Little Boy,
compañeros en Bluesville junto al gran Julio 'Colín'
que también asistió a la fiesta-presentación
compañeros en Bluesville junto al gran Julio 'Colín'
que también asistió a la fiesta-presentación
Nico Bech, Joaquín Pérez, Little Boy y el guitarrista Pepe Delgado
El maestro de armonicistas Manuel Soto'Ito' y Little Boy
Manuel Soto'Ito', Little Boy y Pepe Delgado
Nico Bech, Joaquín Pérez, el veterano armonicista Manuel De Arcos,
Little Boy y Pepe Delgado
Little Boy y Pepe Delgado
Otra toma de la misma formación que acompañó a Little Boy
D. Cristóbal Moreno - presidente de la CASA DEL BLUES DE SEVILLA, organizadora del evento y editora del nuevo CD - y Little Boy Quique
Y, aunque ni a La Casa del Blues de Sevilla ni a
Pepe Delgado, se les puede pedir más, hasta ahí podíamos llegar, aquí empieza
tal vez el único punto débil del disco: precisamente su trabajo de estudio. No
quiero ni pensar, porque me crecen los colmillos, lo que pudieran haber hecho
con la música de Little Boy el productor Antonio
Blanco, jefe del sello antequerano Cambayá
Records (otro día hablaremos de este promotor, músico y productor pionero
del género, para mí el Marshall Chess español), o el mismísimo Mike Vernon, productor del último y
magnífico disco en directo de la banda andaluza Mingo & the Blues Intruders, Fun to Visit (Cambayá, 2011), banda que representó este año en el
II European Blues Challenge, y con mucho éxito, al blues que se hace en este
país que todavía llamamos España.
¿Y qué se va a encontrar el aficionado que
adquiera este CD? Obviando las cuestiones mencionadas, este es el quid de la
cuestión. Pues se encontrará 15 canciones, 15 pistas por las que deslizarse
como por un tobogán de patio de colegio hasta las veredas del profundo Sur de
la América de preguerra, de los estilos del Delta del Mississippi, pero con el
arte del Guadalquivir más bluesero, y no exento también de duende flamenco,
palo que Quique también practica a veces, en la soledad de su cuarto.
A destacar sus clásicos, sus maravillosas
versiones de standards de blues rural y de blues de Chicago - década de los 50 y 60, principalmente – su
trabajo al slide, a la armónica y a la percusión, en la tradición de bluesman
hombre-orquesta, canciones que todo el mundo conoce ya en el centro de Sevilla
y que se ha convertido, a pesar de la persecución policial, en el hilo musical
de esa arteria de la ciudad: Keep It To
Yourself, Sad Letter, Automobile Blues, You Can’t Lose What Ain’t You’re Never
Had, I Feel Good, Can’t Be Satisfied, Big Boss Man, Crossroad Blues, Forty Days…
canciones que adapta a su estilo personal, único e intransferible, marca
registrada de la casa, con una voz identificable a la primera escucha, una voz
potente, profunda, con un timbre que recuerda al mejor Muddy Waters.
Quique tiene además un curioso talento innato para modular la voz como si de un, por poner un ejemplo conocido, de una suerte de ventrílocuo, de un Carlos Latre del blues se tratara, pudiendo imitar, si se lo propone, la voz de bluesmen como Sonny Boy Williamson II, Big Bill Broonzy, Lightnin’ Hopkins, Big Joe Williams, Howlin’ Wolf y otros, algo que pude constatar por mí mismo hace años en unas grabaciones de campo que aún conservo y que yo le hacía de cuando en cuando en su casa de entonces, antes de que lo desahuciaran sin ninguna piedad. Virtuoso de la guitarra, se atreve con otros palos diferentes, no solo con el blues clásico, sino también con el swing gitano del gran Django Reinhard, por ejemplo. Este artista tiene muchos talentos, algunos desconocidos incluso para él.
Quique tiene además un curioso talento innato para modular la voz como si de un, por poner un ejemplo conocido, de una suerte de ventrílocuo, de un Carlos Latre del blues se tratara, pudiendo imitar, si se lo propone, la voz de bluesmen como Sonny Boy Williamson II, Big Bill Broonzy, Lightnin’ Hopkins, Big Joe Williams, Howlin’ Wolf y otros, algo que pude constatar por mí mismo hace años en unas grabaciones de campo que aún conservo y que yo le hacía de cuando en cuando en su casa de entonces, antes de que lo desahuciaran sin ninguna piedad. Virtuoso de la guitarra, se atreve con otros palos diferentes, no solo con el blues clásico, sino también con el swing gitano del gran Django Reinhard, por ejemplo. Este artista tiene muchos talentos, algunos desconocidos incluso para él.
Actualmente, incluso a esta misma hora en la que
escribimos estas líneas, es probable que Little Boy Quique esté cantando sus
blues en alguna esquina del Archivo de Indias. Tú te bajarás del bus que lleva
al centro, camino de ese precario trabajo que te tiene en vilo, y conforme te
vas acercando comienzas a escuchar una música ancestral que trae el aire del
río, que trae envuelta en niebla flotando en el frío viento de la mañana, y el
sonido de una armónica antigua que suave y calladamente te repite: “Keep our business to yourself ,
please keep it to yourself, keep it to yourself, keep it to yourself…”.
Lewis Romero
Magnífica reseña para el trabajo de un verdadero bluesman. A este hombre le veo casi todos los días tocando en el centro y no sabía cómo se llamaba ni su trayectoria.
ResponderEliminarGracias Lewis por descubrírmelo.
Jose Antonio.
Buenas! gracias por tu comentario en mi blog, me ha gustado mucho tus reflexiones, pasearé un poco por aquí a ver qué encuentro.
ResponderEliminarUn abrazo!
Bienvenido a Marcados con Fuego y gracias a ti, Juan Luis, por tu magnífico blog Ilustraciones para un loco. Tu trabajo como ilustrador me parece de una calidad y una profundidad raras en estos tiempos que corren.
EliminarUn abrazo.