jueves, 1 de marzo de 2018

El Homo Nauta



Homo Nauta
(Jose Luis Muñoz)



Ayer, leyendo el blog de una amiga, me encontré con una palabra que como muchas otras no aparece en el diccionario RAE, tampoco en el de María Moliner. La palabra en cuestión es “homonauta”, que del griego significaría “viajero (o navegante) dentro de sí mismo” y que actualmente, y dentro de un ámbito con connotaciones metafísicas (p.e. algunas teorías/filosofías Nueva Era -no conspiranoicas- como la conocida “Yo Soy”), se asociaría con la persona que explora su ser interno por medio de una búsqueda personal -o que navega en un mar interior, metafóricamente- y se adentra en las profundidades del ser en la búsqueda del autoconocimiento.

El objetivo de obtener o acceder a este autoconocimiento puede estar motivado por variados factores, y cada uno entiende y conoce los suyos, pero las ventajas de conocerse a sí mismo son sabidas y no entro siquiera en listarlas, aunque hay una que debería estar en un primer lugar de la lista: conocernos para intentar ofrecer lo mejor de nosotros mismos a los demás. 

En este sentido, el de conocerse a sí mismo, ya desde las obras de los filósofos griegos, creo que somos muchos, cada vez más afortunadamente, los homonautas, y las personas que dan, o les gustaría dar, lo mejor de sí mismos a los demás. En el campo del voluntariado, sin ir más lejos, encontramos muchos ejemplos, y también ejemplos cercanos en los que inspirarnos -si quieres, sin ni siquiera salirnos de nuestros contactos sociales.)

La expresión, que ya la conocía, esta vez me ha llamado la atención por otra cosa que me ha hecho recordar algo de mi vida pasada, cuando era o aspiraba a ser un buen patrón de barco: hace años, hace ya unos cuantos, yo solía emplear esa misma expresión, “homonauta”, al igual que cosmonauta se aplica al cosmos (reconocida por el RAE desde hace lustros) pero aplicada de otra manera. Yo la aplicaba al mar y a la náutica; la idea me la sugirió la lectura del libro “El último desafío”, escrito por José Luis de Ugarte, el navegante de Guetxo que completó la vuelta el mundo en solitario en 1993, hace casi 25 años. Ojo que no es ninguna tontería ni una proeza náutica más; muy pocos españoles han logrado llevarla a cabo. Por ejemplo, Dídac Costa, fue el primer catalán en completar la vuelta al mundo a vela en solitario. Ambos lo consiguieron en la regata Vendée Globe, hoy en día la aventura marítima organizada más arriesgada. Se trata de una vuelta al mundo en solitario, sin escalas y sin ayudas externas: 27.000 millas de aventura pura que José Luis de Ugarte alcanzó siendo el regatista de más edad, contaba 64 años. Didac Costa lo ha logrado en recientes fechas, precísamente en la pasada edición de la Vendée Globe 2017. Escribo lo de “primer catalán” porque así tituló el diario El Periódico la noticia, a la que describió como “proeza en el mar superando todos los desafíos.” Imagínense cómo sería esa proeza hace 25 años sin la tecnología de ahora y con la edad de un pensionista. Basta leer al azar algunos pasajes del libro para convencerse de que José Luis De Ugarte era un marino excepcional.


Volviendo a la idea homonáutica -hablando de vela me pierdo por mil ramas-, para mí, como la elaboré entonces, era algo así: el Homo nauta es una especie de humano que habita en las playas, en las costas, en los puertos, entre los barcos. Es el humano que ama el mar más que a su propio barco, que ama el mar más que a cualquier cosa terrestre. Estos hombres y mujeres simplemente adoran estar allí, en El Azul, como en la película francesa protagonizada por Jean Reno. Suelen utilizar, o han explorado, todas las formas posibles de navegar y de contacto con el mar: vela, motor, piragua, pesca, buceo, surf…, lo que sea. Algunos homo nautas lo llevarían en la sangre (en mi caso es así, nací en Huelva y mi padre fue marino) pero para ellos lo único que importa es vivir con la piel llena de sal. Estos habitantes de los puertos, de las playas, de los clubes de vela o de pesca, hablan poco y hacen mucho; navegan, bucean o pescan de verdad. Son los que llamo Homo nauta veritas



Pues ocurre exactamente lo mismo con la Vida. 
Creo que se entiende el paralelismo y la metáfora: explorar / navegar / viajar / buscar en nuestro interior nuestra esencia y buscar en la vida la Esencia. El mar es la vida, el barco nuestro cuerpo y el patrón nuestro ser interno, nuestro yo esencial.

Yo sigo en ello, intentando ser un Homo nauta veritas, intentando buscar a “Dios“, como antes en el mar, ahora, que con el paso de los años soy más joven, busco en toda la naturaleza. El mar también puede ser montaña.


Balcones de Madrid, en la Ribeira Sacra  (Galicia)



¿Y tú?
¿Qué haces?
¿Mar o montaña?



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Está escrito:

Cuando la cabeza te dé vueltas
y el cerebro quede insensible,
y el fuego de tu máquina de tren necesite
 un nuevo chispazo para encenderse
y aunque la madera sea fácil de encontrar
tú no tienes nada que ganar al ir por ella.
Y tu sendero empieza a dar vueltas
y tu calle se hace demasiado larga
y empiezas a caminar hacia atrás
aunque te das cuenta que te estás equivocando,
y la soledad se eleva mientras el día cae
y mañana por la mañana parece estar demasiado lejos.”

Sentado al sol,
esperando ver salir los cuernos al caracol,
abres tu ventana con vistas a un muro,
cuentas hasta tres,
el mundo explota en mil pedazos
quieres emprender la huida
y como un ritual
excavas un túnel cada madrugada
por el que se escapa no solo el dolor
sino también poco a poco la esperanza,
y eso lentamente te va matando.

Es más de lo mismo.
Entonces sigues a voces desesperadas,
y encuentras lamentos que se hacen canción,
y pides a gritos tu dosis de relatividad,
y te sientas de espaldas a la realidad
a esperar a que un ángel o un demonio decida volver,
y no sabes qué hacer cuando pides,
y no sabes qué hacer cuando das
¿qué estás pidiendo en este momento?
¿qué estás dando en este momento?
¿a quién estás engañando?
¿a quién estás ayudando?
¿Qué es lo que quieres?
¿Qué es lo que quieres?

¿Qué Es Lo Que Quieres?

El Ángel (2012)
extracto del cap.III



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