miércoles, 25 de marzo de 2020

PERROS


Me miro un día más en el espejo de la calle
veo rostros mudos que no dicen nada
caras que miran preocupadas
ojos tras el cristal de unas gafas ahumadas
enfocan el mismo punto del infinito
buscando a alguien que les dé una respuesta.

Veo perros abandonados en la acera desierta
perros con collar, con chip también, supongo
perros que pululan solitarios husmeando
las farolas mortecinas del amanecer de mercurio líquido
de la fina lluvia que cae lánguidamente
humedeciendo mis párpados abiertos a la luz
de un día más cayendo a plomo sobre la ciudad dormida…

Perros condenados por un amo egoísta e impío
a vagar por las aceras buscando el sustento
perros que el virus no enfermará
no los matará el virus
los matará el hambre y la soledad
a las que han sido entregados
por un ser humano cobarde y enfermizo
especie cruel y ponzoñosa
culpable ante los jueces
culpable ante los dioses
especie a la que la madre Tierra
los cuatro elementos
aire, agua, montaña y fuego
vendrán dando su merecido.

Me cruzo con un hombre de sombrero y bastón
gafas negras, mascarilla y una bolsa en la otra mano
no me devuelve ni la mirada ni los “buenos días”
camina despacio sin prisa hacia su propia agonía.

Subo a casa
suelto al perro
dejo la compra en la cocina
me lavo las manos
y fabrico desinfectante casero
con una botella de lejía.



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