lunes, 6 de diciembre de 2010

LAPIDO: Sueños de lucidez, realidad de sombras


El pasado día 22 de noviembre José Ignacio Lapido publicó su esperado sexto disco en solitario “De Sombras y Sueños” (2010, Pentatonia Records) . Editado por su propio sello discográfico, como hace desde su cuarto trabajo “En Otro Tiempo, En Otro Lugar” (2005), el disco se presenta en formato digipack con un cuidado diseño inspirado en los cuadernillos Rubio, aquellos con los que muchos aprendimos caligrafía en los sesenta.
Este nuevo esfuerzo es novedoso en varios aspectos: primero en cuanto a las colaboraciones de Amaral, Quique González y Miguel Ríos, colaboraciones de excelente nivel pero que no son, es mi opinión, lo más destacado del disco. Además, es el primer trabajo en el que no figura en los créditos como productor, cayendo esta labor en las manos de Paul Grau, lo que ha envuelto las canciones de ciertas texturas y sonoridades diferentes a las encontradas en anteriores trabajos.
De todas formas, son las canciones las que hacen dar un tratamiento u otro y esta nueva entrega de Lapido es, como siempre, colosal. Catorce nuevas canciones si contamos la cara B del single. No está nada mal, si tenemos en cuenta la calidad de las canciones. Un amigo, músico de blues, con el que compartí grupo hace unos años, me decía el otro día que Lapido es poco prolífico, que una docena de canciones en dos años es muy poco. Yo le dije que cualquier buscador de perlas se daría con un canto en los dientes si cada dos meses saca del fondo marino una de dos onzas.
Cuando le entrevistan, él suele responder a esta cuestión que le cuesta cada vez más encontrar esos rincones secretos, esos lamentos, y que el oficio de letrista y autor de canciones le plantea ciertas exigencias a la hora de no repetirse, a la hora de filtrar adecuadamente las melodías y las palabras que le llegan (¿desde El Más Allá tal vez?). Hacer letras de rock en español que combinen el ritmo, la poesía y el mensaje y todo eso en tres o cuatro minutos no es fácil, es muy difícil; lo sabrá bien quien lo haya intentado alguna vez.
Qué decir de los habituales colaboradores. Lapido y su particular The Band (Víctor Sánchez, Raúl Bernal, Popi González y Paco Solana) vuelven a retomar los senderos ya conocidos por los que  admiramos a esta banda, y que no por conocidos son menos inspirados. Además, en este disco toman atajos y desvíos que les llevan a explorar otros territorios más pausados, quizá un poco menos energéticos pero igual de gratificantes y reveladores. Quini Almendros está fantástico, como en anteriores colaboraciones.
Por si todo esto fuera poco, su público ha aumentado considerablemente estos últimos años, sobre todo desde su última obra maestra, Cartografía (2008, Pentatonia Records). Creo que este nuevo álbum lo estábamos esperando mucha  gente, mucha más que en anteriores trabajos – algunos, como yo mismo, incluso con cierta ansiedad. Sería muy bueno para la música de este país que además del reconocimiento por parte de la mayoría de los colegas músicos y de la crítica, que está muy bien y que es justo y necesario, pero creo que también es de ley que reciba el espaldarazo del éxito que se merece una obra de las dimensiones artísticas de la suya.
Por eso, es de suponer que las expectativas para este álbum con respecto a las ventas también sean diferentes. Leo estos días que “De Sombras y Sueños” está siendo uno de los discos más vendidos y que se está agotando en las tiendas, lo que son buenas noticias. También se puede adquirir directamente en la web oficial de Lapido (ver links al final del post).
Desde los tiempos de 091, mi admiración por Lapido ha crecido mucho. Es uno de los músicos al que seguramente he seguido con más interés y uno de los artistas que más he podido ver en directo. José Ignacio Lapido es, en mi opinión, un artista marcado con fuego, pero, lo sea o no, debería tener una calle en Granada, ya . Y digo lo mismo para 091.

Y que sean calles con estatuas.

1 comentario:

  1. Hola Lewis, estoy de acuerdo en casi todo salvo en que “Luz de Ciudades en Llamas” sea el mejor EP de la historia. Eso se podría discutir. Aunque me parece un disco brutal (sólo hay que escuchar el tema que da el título al disco para convencer a cualquiera) me parece que la emoción que sientes al hablar de Lapido te ha hecho olvidar de repente muchos otros EP’s más antiguos en el tiempo, quizá peor grabados, pero más significativos en su época, como por ejemplo me viene a la cabeza ahora “Ansia” (1987) de Dogo y los Mercenarios. Espero poder esta semana escribir una entrada sobre este disco. Saludos.

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