viernes, 15 de enero de 2021

AURORA (microrelato)

 





Dios me susurra al oído.

El diablo me recita también su réplica.

El niño que soy, vuelve de su paseo por las nubes y me dice:

“Una instantánea de la Aurora te traigo para que se ilumine tu sonrisa.”

Y es entonces que salgo de mi mundo interior y me digo: ha sido, sucedió, mi fantasma ha vuelto y está aquí hablándome jadeante:

“Esta noche la luna salió tarde
y hay perfumes intensos que rodean la calle.
Desde los fríos muelles hasta las marismas del río,
una danza de vientos de otro tiempo
soplando bailan y derriban las murallas.
¡Reacciona, triste enajenado!
No he caminado hasta aquí para ver
el abismo de tus ojos
ahondarse en el vértigo que produce tu mirada.”

Y de pronto, mi mano oprime la senda de los justos como la bella luz de la aurora va creciendo durante un instante, y viejos lastres se arrojan al vacío como fantasmas aburridos, sin que pueda salvarlos la temblorosa telaraña del sueño.
Pido al cielo el vacío, el abismo providencial.
Hundirme y permanecer en él la eternidad entera.

En la soledad que me invade, bajo la cama surge como una serpiente un pensamiento vano: 

“La sombra que me sigue…, ¿es la mía?”

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Valencia, enero 1996
(c) Luis Romero (2006)




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