EL GURÚ (microrelato)

 

Hubo una época en que a los curritos como yo, y a otros más competentes, la empresa nos sugería asistir a cursos-convivencia de fin de semana, retiros en grandes fincas bien amuebladas y apartadas del mundanal ruido de Madrid.

 En este caso que voy a referir aquí fue en la compañía eléctrica, y gallega entonces, Unión Fenosa:

 Allí, el "gurú" de turno, léase el que imparte la materia del cursito, ya fuere de Calidad, Medio Ambiente, EFQM o del precio de la electricidad, nos lanzaba una pregunta al aire que debíamos responder los 20 ó 25 empleados y jefecillos cuasi obligados a asistir a aquella farsa para formar auténticos vendehumos.

Auténticos vendehumos y leales a la causa, por supuesto. 

Aquel fin de semana, en Ávila fue, lo recuerdo bien, el "maestro" abrió la boca para preguntar por riguroso turno:

"Decid qué cosa prefieres o elegirías ser: fuente o sumidero, ser fuente o ser sumidero."

Es una conocida pregunta en filosofía oriental, pero en aquellos años, los años '90, no lo era tanto.Lógicamente, pues "sumidero" es una palabra con muy mal karma ya de por sí, todos los compañeros iban respondiendo "fuente", el 100%, hasta que me tocó el turno a mí. Siempre me siento o me sentaba al final del aula, y respondí algo así:

 "De poder elegir, yo prefiero ser el AGUA que va de la fuente al sumidero y recorre todo el ciclo de vuelta a la fuente." 

No dije nada nuevo, ni innovador, ni siquiera del otro mundo, pues recordaba las enseñanzas de Bruce Lee en las clases de artes marciales de mi aún joven juventud: "Be WATER, my friend. Be water."

Así es como el gurú se quedó descolocado y todos mis compañeros giraron sus cabezas hacia atrás para mirar al pequeño hombrecito que había soltado tamaña respuesta.

Hoy no respondería lo mismo.

Si me encontrara hoy con aquel gurú, triste destino el suyo años más tarde, le respondería:

"De poder elegir:
Agua no,
yo sería el CAUDAL
que sale por la boca
de la Fuente eterna.
El Caudal que apaga el fuego
y arrastra la gris ceniza
al pozo negro del Infierno."

Y obligaría al gurú empresarial,
al corrupto traficante de verdad
a escuchar este disco de Paco de Lucía
como Ludwig Van fue escuchado
hasta saciar
en "La Naranja Mecánica" de Kubrick.

A los cuervos hay que darles de su propia medicina.

 

 

Fuente y Caudal (Paco de Lucía)

 

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