sábado, 6 de septiembre de 2014

40 DÍAS EN EL DESIERTO: LAPIDO y LOPE DE VEGA

Anoche, tumbado en la cama, a eso de las cinco de la mañana, antes de dormir el sueño de los agotados, pero felices, tras el maratón cartujano de NOCTURAMA: Julián Maeso, La Milkyway Express y Lisa & the Lips. Solo con dos hubiera sido ya bastante para agotar a cualquiera, pero vaya tres conciertazos que presenciamos las mil personas aproximadamente que convocaron estas bandas… Fue Maeso el que más me llegó –me quedé con las ganas de comprarle su último CD-, pero la Milkyway… uffff, amigos, la Milkyway… Charly, qué actuación, colega. Chapó.

Bueno, a lo que iba, anoche, en mi cama, cuando la música dejó de sonar en mi cabeza, decía que estaba leyendo tan tranquilo con mis nuevas gafas de leer –la edad no perdona, Luis-, estaba leyendo, digo, las RIMAS SACRAS de Lope de Vega, publicadas en 1614, y encontré unos versos que irremediablemente llamaron mi atención.

Allí dice: "Si el cuerpo quiere ser tierra en la tierra / el alma quiere ser cielo en el cielo".


 
 
Versos que por sí mismos ya son como para no dormir en toda la noche -que tienen mandanga, quiero decir. Esos versos me recordaron ineludiblemente esta canción del último y también imprescindible CD/vinilo de JOSÉ IGNACIO LAPIDO, 'Formas de Matar el Tiempo' (Pentatonia Record, 2013),

En esta maravillosa canción, "40 Días en el Desierto" (que son, más o menos y metafóricamente, los que llevamos muchos en este desierto de vida y de país) y que merece mucho la pena oírla, para quien no la conozca, el poeta eléctrico escribe con gran inspiración en el estribillo:

            “Mi cuerpo pide tierra, mi alma pide cielo
             Sigo sin respuestas pero tengo sed
             Porque llevo cuarenta días en el desierto
             Y creo que ya es hora de volver.”



Los que somos incondicionales fans de Lapido, sabemos que es lector voraz de los clásicos, parece que además de Quevedo, Plutarco, y otros, también lee a Lope, (como debería hacer todo hijo de vecino)... O tal vez sea solo casualidad, tal vez, no lo creo… Todo esto, en el fondo, no es más que una excusa para pincharla de nuevo.

Y yo, por mi cuenta, añado: cuerpo y alma, dualismo irredento que constituye toda nuestra esencia.

Salud y feliz sábado!






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