jueves, 8 de octubre de 2015

Crónica: HOT CLOVER CLUB



Crónica: HOT CLOVER CLUB
Fecha: 3 de octubre 2015
Lugar: Casa del Blues Café (CASA DEL BLUES DE SEVILLA) (c/ Geología, 31)


Para el pasado viernes día 3, la noche en la CBS se vio inundada de sonidos clásicos rock and roll y rockabilly años ’50. El aroma a Sun Records y a Memphis se podía sentir en el recinto de la sede de la CBS que tuvo una buena entrada. Felicitar a los programadores de la CBS por este tipo de conciertos. No solo de Blues vive el hombre y ya lo dijo Muddy Waters, nuestro patrón:  “el blues tuvo un hijo y le llamaron rock and roll.”
 

HOT CLOVER CLUB, trío de rockabilly muy conocido en Sevilla y alrededores –he de decir que soy fan absoluto de ellos desde que les conocí, hace ya algún tiempo- se emplea en el escenario con una fuerza y entrega totales y en formato de trío con Ismael Lojo (voz, guitarra acústica), Pablo Mateos (guitarra eléctrica) y Kike Real (contrabajo, voz), hacen disfrutar a la audiencia en cada concierto que ofrecen y son una apuesta segura para divertirse, bailar un poco al ritmo de los acordes del rock and roll primitivo y aparcar los problemas en el congelador.


El concierto comenzó con retraso, por lo que solo pude asistir al primer pase, pues tenía un compromiso anterior, y sobre las doce y media, durante el intermedio entre pases, tuve que marcharme. Decir que parece que se está convirtiendo en una costumbre empezar los conciertos con media hora o una hora de retraso. No me refiero a la CBS sino en general a todas las salas de Sevilla, algo que no ocurre en tal medida en otras capitales españolas como Barcelona o Madrid y mucho menos si hablamos de Reino Unido o Europa.


El primer pase me gustó mucho. Aunque ya les había visto el año pasado en el Naima Jazz -bar sito en la Alameda de Hércules que programa música en directo de todo género y donde he podido compartir su pequeño escenario con el contrabajista Kike Real alguna que otra vez. Aunque ya les conocía, decía, no por ello dejó de sorprenderme  su directo limpio y brillante como un cromado de Harley, y también como un croché directo a las caderas: es imposible no bailar su música, imposible permanecer sentado ante temas propios como “My LovIng Hand” que abre su CD BROKEN WINGS y su EP a 45 rpm en vinilo y también de título BROKEN WINGS, o con  versiones de clásicos como “Little Sister” (que me recordó a la versión de Rockpile).
 

Todos los temas interpretados con energía y con absoluto respeto por el original pero pasados por el tamiz de Hot Clover Club. La balada rockabilly “Broken Wings, Broken Dreams” es de lo mejor que he oído últimamente en el género para banda española y cantando en inglés, una canción que te transporta mentalmente a vacas sagradas como Eddie Cochran, Gene Vincent o Buddy Holly. 


Por cierto, al abrir la hoja de créditos en el desplegable central podemos leer las letras de las cuatro canciones propias del CD (sí, tiene las letras, como debe ser) se leen de fondo con la fotografía en blanco y negro de un avión accidentado. Hubiera estado bien tocar “Three Steps to Heaven”, o tal vez la interpretaron en el segundo pase.


Respecto al CD BROKEN WINGS, decir que se abre con los cuatro temas de composición propia más siete covers, completando un excelente trabajo de 11 temas que te harán bailar hasta el amanecer, si te aguanta el body, claro, que no es mi caso. Destaco, entre las covers, el tema de Luke McDaniel y puesto en las listas de éxitos de 1951 por su alter ego Jeff Daniels, me refiero a “Dady O’ Rock” que tan buenos recuerdos me trae y nos trae a los aficionados al rockabilly. El EP, de una calidad de fabricación excelente, contiene los cuatro temas propios: “My Loving Hand”, My Baby Got It , “Mr. Don” y el ya comentado “Broken Wings, Broken Dreams”. Un disco único que yo me apresuraría a comprar, así como el CD, por supuesto.

Me fui a El Arenal a por mi cita, con un sabor agridulce pues tenía ganas de quedarme al segundo pase, pero hay que ser puntuales y yo también me lo apliqué. Cuando arrancaba mi destartalado coche, metí el CD en el reproductor y me marché respirando hondo la húmeda brisa de la noche. 
 

Escuchando ‘Broken Wings’ la carretera se me hizo corta y me sentía como si fuera cabalgando en soledad en un Chevy del ’55 por algún barrio de alguna pequeña población de Tennessee. Abrí las ventanillas y el Chevrolet se hizo cabrio. Paré en un cruce y recogí a Norma Jean. Ella, tan guapa como siempre, envuelta en su vestido blanco y falda al viento me acompañó en silencio para llegar a mi cita casi a tiempo.

Como escribió Walt Whitman, “quien camina una legua sin amor, camina amortajado hacia su propio funeral”.








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